¿Alguna vez te has planteado si tus variedades de semilla son las más adecuadas para tus cultivos? En el artículo de hoy vamos a repasar sus características principales, los factores más determinantes en su elección y algunos ejemplos con determinados tipos de cultivo. ¿Empezamos?

Las semillas son los componentes que forman parte del fruto y dan origen a una nueva planta. Están formadas por tres partes: el embrión, los tejidos de almacenamiento con reservas para nutrir a la planta en sus primeras etapas y una cubierta seminal protectora.

Las semillas se pueden clasificar según su resistencia a la desecación: las semillas ortodoxas resisten la pérdida de agua y aún serán viables al alcanzar un bajo contenido de humedad y las recalcitrantes que no son resistentes a la desecación.

Dentro de los tipos de semillas para siembra podemos distinguir:

  • Semillas criollas: Es decir, las autóctonas. Se adaptan al entorno gracias a un proceso de selección natural o manual, lo que evita el agotamiento del terreno de cultivo además de poder obtener nuevas semillas para la próxima siembra.
  • Semillas mejoradas: Son seleccionadas por el hombre a través de técnicas y procesos de polinización controladas. Entre sus ventajas destacan su alta resistencia a enfermedades y plagas, su gran rendimiento y producción, precocidad y adaptación a todo tipo de regiones.
  • Semillas baby: Son tratadas para detener su desarrollo, lo que les confiere un toque de dulzor y una textura y coloración brillantes. Conservan sus aportes nutricionales y pueden incluso superar a los de las semillas desarrolladas.
  • Híbridos: Son el resultado del cruce de variedades puras. Son uniformes, de rápido crecimiento y fruto de mayor calidad. Además de todo esto, dichas semillas son capaces de fructificar de forma óptima en todos los climas, mayor rendimiento y resisten mejor a plagas y enfermedades.
  • Semillas transgénicas: Son modificadas científicamente para eliminar, insertar o modificar sus genes y dotarles de nuevas características y propiedades como la resistencia a insectos o herbicidas.

¿CÓMO ELEGIR EL MEJOR TIPO DE SEMILLA?

La elección de las semillas es muy importante para poder obtener cosechas de calidad e incrementar la rentabilidad de la explotación. La calidad de una semilla es medida por su capacidad de germinar y dar lugar a una planta sana. La cosecha ha de realizarse cuando el contenido de humedad sea el adecuado según el tipo de semilla, evitando problemas derivados del exceso o déficit de humedad. Después se deben clasificar para separar impurezas y para finalizar, las semillas son envasadas o almacenadas para la siguiente siembra.

En el caso de semillas recalcitrantes, su almacenamiento es más complicado pues será en un ambiente húmedo que puede propiciar el desarrollo de microorganismos.

Los factores de la semilla que inciden en una buena siembra son:

  • El poder germinativo: Nos indica la cantidad de semillas con capacidad de germinar en condiciones óptimas, su valor debe estar entre el 90% y el 100%.
  • Vigor: En siembras tempranas, con siembra directa y suelos relativamente fríos es imprescindible disponer del valor de vigor de la semilla. Se obtiene mediante el test de frío (Cold test) y su valor debería estar comprendido entre el 80 y 100%. Es recomendable hacer el test de frío a 10ºC o en condiciones climáticas adversas para así poder determinar la fecha de siembra según la temperatura del suelo. Lo aconsejable es sembrar primero los productos de menor vigor.

MAÍZ

La obtención de la semilla de maíz de buena calidad dependerá de la selección de plantas y mazorcas para semilla y de la selección en mazorcas.

Plantas y mazorcas para semilla

Se marcan con un hilo o lana de color antes de la cosecha aquellas plantas y mazorcas que presenten las siguientes características:

  • Tamaño de planta: Plantas intermedias, no muy altas para evitar el tumbado y facilitar el control de la cosecha.
  • Posición de la mazorca: Mazorcas ubicadas en la parte media de la planta.
  • Se recomiendan plantas que produzcan dos mazorcas por planta.
  • Seleccionar las plantas que florecen primero para acortar el periodo vegetativo y obtener una variedad más precoz en las próximas campañas.
  • Seleccionar mazorcas con granos grandes, hileras rectas y el número de hileras variará según la variedad.
  • Para que la semilla no se mezcle con otras variedades hay que sembrarlas a 300-500 m de distancia o emplear distintas variedades que florezcan en fechas diversas.

Mazorcas

  • Mazorcas con buena cobertura y bien cerradas.
  • Mazorca desnuda: Tener en cuenta las características de la variedad seleccionada para la siembra como el color, tamaño del grano, etc. Eliminar un par de centímetros de cada extremo y emplear solo los granos centrales pues los de la punta y la cola no están bien formados.

Hibridación

Las semillas producidas al cruzar dos tipos de maíces darán muchas mazorcas y grandes resultados, pero solamente en la primera cosecha. A partir de la segunda, las plantas se cruzan entre sí volviendo al cruce original y al sembrarse de nuevo la producción disminuye.

Transgénicos

Los maíces transgénicos son el resultado de un mejoramiento genético biotecnológico en el que se mezclan los genes del maíz con los de otros animales y plantas. Los países con mayor producción de este tipo de maíz son Estados Unidos, Argentina, Canadá y China.

Los maíces transgénicos más comunes que se comercializan en la actualidad son:

  • El Maíz Bt: con genes de bacteria (Bacillus thuringiensis).
  • El Maíz tolerante a herbicidas.
  • El Maíz con ambas modificaciones genéticas.

TRIGO Y CEBADA

Para elegir el tipo de semillas de trigo o cebada que se van a sembrar, hay que tener en cuenta:

  • En zonas de secano: Sembrar variedades precoces, aunque no sean las que originen una mayor producción, pues serán las menos perjudicadas por golpes de calor y sequías.
  • En regadíos y secanos frescos: Sembrar variedades que, además de una buena producción, tengan una mejor tolerancia a enfermedades fúngicas.
  • En trigo: la industria harinera valora con mayor importancia los trigos de fuerza y harineros que cumplan requisitos de fuerza, proteína y extensibilidad.
  • En cebada: se bonifican las variedades que cumplen unos parámetros de calidad establecidos como la pureza, proteína, calibre, germinación.
  • Si se va a sembrar en un terreno grande, emplear semillas de dos o tres variedades distintas pues la variabilidad climatológica de España favorecerá unos años a las variedades más precoces y otros años a las más invernales.

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